miércoles, 5 de mayo de 2010

Una colección incompleta.


Existe un lugar en el infierno para quien no logra apreciar en su verdadera magnitud las composiciones de los grandes maestros de la música clásica.

El diario El Comercio publicó la colección: “Grandes compositores de la música clásica” en quince entregas. Al respecto, tengo que mencionar que la colección se muestra incompleta y lo que es peor aún, es poco significativa. A continuación expongo algunas razones para justificar mi sentencia.

Los quince compositores escogidos fueron: Beethoven, Mozart, Tchaikovski, Chopin, Mendelssohn, Bach, Vivaldi, Brahms, Haydn, Strauss, Wagner, Schumann, Verdi, Puccini y Grieg. La primera pregunta sería: ¿qué sucedió con: Handel, Bizet, Richard Strauss, Berlioz, Rimsky Korsakov, Debussy, Schubert, Dvorak, Stravinsky entre otros?

Recordemos que Stravinsky fue uno de los músicos más importantes y trascendentes del siglo XX. Composiciones cómo el pájaro de fuego, la consagración de la primavera y Petrushka son material infaltable en una colección de esta naturaleza.

Para Boulez, Debussy fue el precursor de la música contemporánea. Sin su obra no se entendería no sólo a Ravel, sino tampoco a la de Edgar Várese u Oliver Messiaen. Fue Debussy quien rompió con la forma clásico-romántica, reinventó y redescubrió un nuevo lenguaje musical. Uno con más posibilidades y libertades.

Composiciones cómo: “Preludio a la siesta de un fauno”, o “La Mer” son material de altísima calidad y revolucionaria a la vez. Debussy fue otra gran ausencia en esta colección.

Handel es un ícono de la música barroca. Es pues la obra de Handel, un vasto universo en el que se encuentran un sincretismo de estilos y corrientes que logran su unidad a través de la expresividad y hasta dramatismo desarrollado principalmente en sus operas y oratorios.

Dentro de sus composiciones más notables puedo destacar: Música para los reales fuegos, música acuática, el mesías (quién no la ha escuchado) y su ópera: Giulio Cesare. Particularmente lo hubiese situado en lugar de Hadyn.

Cada colección contiene un libro y cinco discos compactos, con las mejores piezas de cada compositor y su biografía. Sin embargo en algunos casos no se encuentran las composiciones más representativas, cómo por Ej.: En la colección de Johan Strauss Jr., no figura la opereta Die Filermaus, tampoco figura el vals: Vienna Blood y la polca: Annen polka.

En el caso de Brahms existe un error inconmensurable, no se consideró su Danza Húngara Nro. 5. La joya más fina de su colección de Danzas Húngaras.

Espero que el diario “El Comercio” pueda brindarnos una segunda entrega con los compositores ausentes y composiciones omitidas. Tal vez debería apuntar no tanto al prestigio de las orquestas sinfónicas, sino a las composiciones más significativas.

Por otro lado rescatamos de esta primera colección: sus biografías que han sido muy bien escritas y documentadas.

Saludos,

Juliozet.

miércoles, 6 de enero de 2010

Me ha(he) perdonado

Me ha(he) perdonado Del encierro que me autoimpuse quiero obtener un poco de sensatez, dejar de ser tan humano, porque duele.

Desde aquí observo que todo se mueve, incluso yo a través de mis pensamientos, el único inerte es mi cuerpo que ha dejado que el alma se le desprenda para no hacerla sufrir más, y ella vaga y viaja buscando albergue, pero se da cuenta que en ningún otro lugar sufrió como aquí, y regresa a esperar el final. Dice que será leal hasta la muerte. Muerte que le dará libertad plena y que con certeza, la llevará a escoger un mejor cuerpo, menos castigado que éste, que hizo de todo para verla feliz.

Le he pedido perdón por haberla llevado, sin quererlo, al límite : Dejar que mi dolor físico la alcanzase y mis quejidos la torturasen. Navegar por el río más caudaloso del mundo por 3 días y medio, sin saber nadar. Dormir en una vereda mientras esperaba por el fin de un aburrido concierto. Consolar gente depresiva, siéndolo también. Cruzar en motocicleta a otro país sólo para tomar uno de los mejores cafés, en plena zona de narcoterrorismo. Pensar que antiguos amores curan dolores. No bañarme los domingos y feriados. Entre otras cosas que quedan entre ella y yo.

Ella me ha perdonado, dice que lo hizo cuando: Vimos morir a un árbol de viejo, sin ser talado, cayendo con toda dignidad. Jugamos con la arena blanca de espaldas al mar. Bailamos de madrugada en un parque, sin música y con 5 perros ladrando al rededor. Dimos todo sin recibir nada a cambio. Vimos a un picaflor bañarse. Pero sobretodo, por la fortaleza para recomenzar una y mil veces.

Y como en todas mis historias siempre tengo un final feliz, por lo menos en las que me invento, vamos a continuar juntos, cuerpo y alma. Sólo me ha pedido más días domingo para nuestra vida, que del resto de la semana ya tuvimos en demasía.