Conducir un proyecto informático es una labor solitaria, hay que decidir con criterio lógico todo el día y todos los días sobre posiciones poco claras y conflictivas. El espíritu tiene que ser fuerte para doblegar la ansiedad y los embates de razonamientos ilusos y mal intencionados. Tener fe que aquello que fue decidido fue lo mejor, que los requerimientos cambiantes algún día terminarán. Voluntad inquebrantable para luchar contra esta soledad.
Hay un largo camino que recorrer para terminar, la voluntad no se puede ir para atrás. Así la voluntad de un programador se haya convertido en causante de dolor, en verdad pongamos al frente de los monitores a los más jovenes, a los más entusiastas; dejémos a la vieja madera para arder.
La hora apremia y ellos te apremian también, es difícil vivir así, ningun proyecto debería ser aniquilado por falta de tiempo. El eterno castigo debería ser: dejar de ser un creador, yo formo parte de esta fauna de esta lúgubre fábula, sólo espero que en un espantozo azar, la suerte pueda cambiar.
Hay quienes predican el facilismo y libertades inexistentes, su hablar es de tinte político, de tono conferencial, claro que ellos están en sus cavernas tras un escritorio, sólo divagan. Con estos predicadores de la igualdad no quiero ser yo mezclado ni confundido. Pues para mi ellos no son siquiera actores por lo tanto están fuera de sistema.
Creedme amigos mios, después de terminar un proyecto satisfactorio es casi obligación quedar convaleciente.
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